Saturday, December 02, 2006

CABALLEROS DE LA RESURRECCIÓN


Uno tras otro, a veces en par, cabalgan por el mundo desencadenando la fuerza de cuatro elementos: aire, agua, fuego y tierra. Cada uno en su momento, cada uno sin igual... su única misión es hacernos despertar. ¿Más será verdad que basta un justo, sólo uno, para detener el sino que nos espera? No escuchamos, seguimos ciegos hacia el camino de la auto-destrucción y no es Dios quien nos castiga, es la devolución de la factura, es el dolor de la tierra, es la supervivencia de la naturaleza.

Hoy he soñado estas palabras. Tan poderoso fue el mensaje que he dejado todo de lado para escribir lo que me fue dictado. No, no soy profeta, sólo escribano.

Y en verdad os digo, es hora de escuchar el mensaje. Está escrito por doquier. Hay quien dice que las desgracias siempre han existido. Y tiene razón. Pero es hoy cuando su magnitud ha incrementado, es hoy cuando el clima está cambiando, los polos están en visible descongelamiento, la tierra retumba en sus centros, el mar recobra el terreno robado y el fuego devora lo que a la naturaleza le hemos arrebatado. El flujo de vida de la Madre Tierra está herido, perforado por el dolor y la ambivalencia emocional. Portales abiertos y espíritus ambulantes lo denuncian. Seres que caminan entre nosotros que antes no tenían permiso de cruzar viven hoy aquí , en nuestra misma dimensión, y susurran al oído del vulnerable, de ese ser humano vacío espiritualmente, de ese que se ha preocupado por el cuerpo y el dinero solamente. Se disfrazan de carne y caminan al lado de algunos pseudo-líderes. Estos les llaman consejeros, yo les llamo demiurgos.

Pareciera que el idealismo ha muerto. Hay una ausencia de verdaderos líderes, esos que valía la pena seguir, esos que valía la pena imitar por su calidad moral, no sólo por su expresión artística.¿Dónde están los que denunciaban al sistema? ¿Dónde han ido a parar los que daban la vida por una causa? ¿Será acaso que nos hemos acobardado? ¿Será acaso que el temor a la muerte es más fuerte que el olor a justicia? ¿Dónde está el que se paraba y luchaba contra viento y marea por hacer lo correcto? ¿Acaso todos han muerto? ¿Acaso no queda uno solo de esos héroes? ¿Ghandi, me escuchas?

Un justo, uno, sólo uno. Y detendré la destrucción de Sodoma y Gomorra. Ninguno levantó la mano.

Las señales existen. Es nuestro sobre-informado cerebro el que no quiere ver, escuchar, sentir, ni cambiar. Y es que lo hemos condicionado a evitar la sorpresa, a no reconocer la mano de perfección en las cosas que vemos cotidianamente. También hemos cerrado nuestro corazón a la desgracia humana. El sol sale y es un acto sorprendente. Un bebé llora por primera vez y da igual si no es parte de nuestra vida. Si un niño muere de hambre en Africa, ¡qué más nos da! No es de nuestra familia. Si una mujer aborta, está en su derecho. Si vemos un mendigo, lo evitamos a toda costa. Alguien arranca una planta sin propósito y no decimos nada. Nada. Las lágrimas de empatía se han secado. Y luego nos preguntamos, ¿por qué? ¿Por qué hay guerras sin razón, por qué hay drogas y prostitución?

Ante la injusticia, permanecemos callados; ante el robo, nos volvemos cómplices; ante un gobierno corrrupto, lo apoyamos en pro de nuestra economía. Pero, ¿por qué?

Este mensaje no pretende ser de tristeza y miedo, sino de alegría y esperanza. Meditación e integridad. Justicia y respeto. Honestidad y empatía. Re-ligare, re-uníos con el origen, del que todos partimos, del que todos somos uno. Independientemente de nuestras creencias, el bien existe y el mal nos destruye. Abramos los ojos y actuemos, dejemos la ignorancia y la apatía. Actuemos hoy. Restauremos el flujo de energía de la madre Tierra con AMOR. Sólo eso: AMOR.

Hagan que su voz se escuche. Basta ya de ser cómplices. Es hora de amarnos los unos a los otros y demostrarlo con hechos.
Los cuatro jinetes del apocalipsis cabalgan ya. Caballeros de la destrucción, poderosos paladines de la renovación... En el hombre está su destrucción o su eterna salvación.

SENTENCIA: MUERTE POR INANICIÓN


May 05 . ¿Desde cuándo el ser humano tiene la decisión de morir o matar a voluntad? Lo primero es llamado suicidio. Lo segundo es homicidio. Suicidio es simplemente “quitarse la vida”. Homicidio es “quitarle la vida a alguien más”. Sin embargo, esta definición se ha vuelto un tanto más complicada que eso en estos días. Al nacer, el ser humano requiere de realizar ciertas funciones esenciales para subsistir: respirar, dormir, comer. La privación total de cualquiera de estas funciones es mortal.

Respirar
El ser humano aprende a respirar en el momento que nace y este proceso continua hasta el día de su muerte. Si un ser humano tiene problemas para respirar puede ser conectado a un tubo y ser obligado a “respirar” artificialmente.
Conclusión: El ser humano debe tener la capacidad de respirar por sí mismo sin ayuda. Si se retira el tubo, es función del cuerpo sostenerse con vida. No hay suicidio. No hay homicidio. En todo caso, será una muerte natural o un milagro renaciendo.

Dormir
El ser humano, generalmente, requiere de 6 a 8 horas de descanso; por ello, dormir es una actividad normal del cuerpo. En casos de insomnio, el sueño puede ser inducido artificialmente con pastillas u otros medios. Es sabido que no dormir en un período de tres días puede producir trastornos mentales.
Conclusión: El cuerpo debe descansar y producir el estado de sueño por sí mismo, sin ayuda. De no ser así, la muerte es inminente. No hay suicidio. No hay homicidio. Será una muerte natural o un ser humano descansando como debe.

Comer
Comer es una función más elaborada. El ser humano necesita alimentarse para poder realizar sus funciones normalmente; sin embargo, el hombre NO puede auto-generar su propia comida. El alimento debe ser proveído SIEMPRE. Ya sea, que esa persona se alimente o sea alimentada. Al nacer un bebé, la madre provee el alimento, ya que este no puede ir a buscarlo por sí mismo. Al volvernos viejos y lerdos en nuestros movimientos, algunos necesitamos ayuda para hacer llegar los alimentos a nuestro organismo. Si el ser humano está imposibilitado para procurarse el alimento, este puede ser administrado mediante una sonda, un tubo o con la ayuda de alguien más.
Conclusión: El cuerpo debe comer y requiere apoyo para tal. De no recibir alimento, la muerte llegará lenta pero segura. Dejarse morir de inanición es suicidio. Quitar deliberadamente el suministro de comida a alguien que está incapacitado para auto-procurarse su alimento es homicidio. ¿Muerte natural? Rotundamente, no.

El caso Schiavo
Terri. En estado vegetativo. Por poco más de 7 años. Cerebro severamente dañado. No sentía, no entendía. Sin posibilidad alguna de recuperación. Eso decían.
Objetivamente. Terri respiraba… dormía… pero estaba incapacitada para procurarse su propia comida, por ello vivía conectada a un tubo que se la suministraba… hasta que la ley, ciega como siempre, hizo su aparición.

Supuestos
El esposo era el guardián legal de Terri. A él, y sólo a él, le correspondía –y le corresponde- la decisión sobre su esposa. A pesar de lo que un matrimonio significa, es válido que él se canse de “ver sufrir a su esposa” o de “vivir la vida que hay que vivir junto a una mujer que los médicos aseguran no se recuperará nunca”. Es válido también hacer suposiciones en nombre de la consorte: “Ella no hubiera querido vivir así…” Hmmmm… ¿usted cree? Tal vez tenga razón y lo que ella realmente quería es que la dejaran morir… Pero permitirlo, ¿no nos convertiría entonces en cómplices de un suicidio? ¡¡Dios!! ¡Qué complicado está todo esto!

La opinion pública
Los padres y el marido de Terri Schiavo debatieron hasta el final por determinar si ese tubo debía continuar colocado o no. Ciertas partes involucradas se olvidaron de los principios básicos de vida mientras que, las otras partes implicadas, fracasaron en defenderlos.
El doctor, cual Poncio Pilatos, se lavó las manos olvidando el juramento de Hipócrates. Aún cuando su función de salva-vidas estaba bien establecida, declaró muerta a una persona con vida. Y se apegó a la ley. Pero ¿y la conciencia moral? Esa está dentro de cada quién.
Los defensores de mantener el tubo conectado argumentaban que “la vida es vida. Lo correcto es mantener al ser humano vivo. Después de todo, los milagros pueden presentarse de vez en cuando”. Los defensores de desconectar el tubo argumentaban, “¿Es vida? ¿Para quién? Lo humano es quitarle el tubo y dejarla morir en paz”.

Cada cual, con un argumento válido. El tubo de suministro alimenticio se convirtió sin duda en el cascabel del gato… ¿Se lo quitamos o se lo dejamos?
¿Bush? ¿A quién le importa lo que él opinaba? ¡El Reverendo Jackson mostró más agallas –y que conste que no es santo de mi devoción!

Conclusión
¿Otra vez? Terri. En estado vegetativo. Por poco más de 7 años. Cerebro severamente dañado. No sentía, no entendía. Sin posibilidad alguna de recuperación. Sí, sí, sí…ya lo leí. Tal vez. Pero… tal vez no. El cerebro humano es taaaan complicado que realmente no podemos predecir con certeza sus reacciones ni hasta donde se extienden sus funciones y la realidad es que, también desconocemos los alcances del espíritu.

Una vida es una vida. Y sin pretender ser una afirmación de que existieran intenciones obscuras por parte de alguna de las partes implicadas, considero que hubiera sido una opción haberle otorgado la custodia legal a los padres –quienes parecían interesados en hacerse responsables de la carga. Así, de haberlo querido, Michael Schiavo podría haber re-hecho su vida sin miramientos al pasado, con sólo solicitar el divorcio. Aclaro. No es una afirmación de nada, es simple y válidamente una salida que yo consideraba viable.

Terri ha muerto de inanición. 13 días después de ser desconectada del suministro alimenticio.

¿Fue muerte natural? No
¿Fue suicidio? Mmmm. No
¿Fue homicidio? (Decida usted su propia sentencia) La mía está clara. Mi moral dicta sentencia: Asesinato en primer grado. Y ningún reporte del forense apelará a mi veredicto. Una autopsia determina la causal de muerte pero no limpia conciencias.

Descanse en paz.
Por cierto, acabo de leer que el Papa Juan Pablo II está siendo alimentado mediante un tubo desde ayer… ¡Ay, Santo Padre! Menos mal que vives en el Vaticano… Si no, ¡ya estarían pensando en desconectarte!