Wednesday, August 02, 2006

¿A DÓNDE…?


Para algunos será un tema intranscendente, para otros se trata de un tema económico… para mi es sólo una cuestión meramente misteriosa pero muuuuuuuuy intrigante.

Y es que estás ahí… frente a la ropa recién lavada… planchando y doblando, pero sabes que llegará el punto en el que tendrás que enfrentar la realidad… y es que nuevamente falta el par de uno o dos de tus calcetines favoritos…

Y la pregunta resurge…¿a dónde…a dónde se van los calcetines?

No he conocido hasta el día de hoy una mujer (u hombre) que después de lavar ropa encuentre los pares de calcetines C-O-M-P-L-E-T-I-T-O-S.

Seguramente tú también te lo has preguntado… y es que cada vez que meto una carga a la lavadora pido, suplico, ruego, que mis calcetines no se pierdan… pero estoy convencida de que un monstruo come-calcetines vive dentro de mi máquina lavadora…y no sólo eso, sino que cobra vida cada vez que le doy “encendido” al ciclo de lavado… porque ni desarmando el armatoste los encuentras…Ni al monstruo, ni a los calcetines.

A pesar de que me aseguro que entran en pares… aunque los cuente… dos, cuatro… seis calcetines… ¡tres pares!…sé, con todo y mi dolor, que saldrán nones… Y es que dentro de la lavadora se desafía todo principio matemático… señores…entran dos…PERO no necesariamente salen dos.

¡Vamos! Hasta me he ingeniado métodos para evitar su perdida…los he cosido con hilo…¡nada! Al salir…ni el hilo está. Algo más sofisticado como poner un botón que los mantenga atados… y, bueno, pues lo único que me ha quedado es el recuerdo de un botón destrozado al fondo de la lavadora y ¡ni luces de mis calcetines!

Lo más curioso es que esto no es privativo de una cultura en específico… les pasa a los americanos, a los españoles, a los mexicanos y hasta a los alemanes, tan perfectos ellos. El monstruo come-calcetines es un verdadero desafío a la lógica. Nadie sabe cuándo nació (seguro que con la lavadora… así como uno de esos virus que nacieron con las computadoras)… todos sospechamos dónde vive…pero nadie lo ha visto hasta hoy… Es rival anónimo del monstruo marino de Loch Ness y Pie grande… que, a su lado, se convierten en débiles mitos ya que, este ser invisible e indetectable convierte nuestra lavadora en un verdadero Triángulo de las Bermudas donde sólo los calcetines son víctimas del mejor acto de desaparición.

¡Sí! El monstruo come-calcetines vive activo en cada máquina y le gustan…no, corrección, le encantan…. todos los calcetines. Grandes, pequeños… rojos, rosas, verdes… con borlas, lisos… de seda, o algodón… de talón o tobillera… sucios o medio sucios… a todos los devora por igual. Este monstruo es el mejor ejemplo de buen diente… y es que come lo que sea, siempre y cuando ese objeto sea un sabroso “calcetín” depositado en un caldo jabonoso dentro de una máquina lavadora.

Lo malo de que este monstruo decida comerse tus calcetines es que, a fin de mes, y con la esperanza de que aparezcan en la siguiente carga de ropa, ya has juntado una cantidad considerable de calcetines sin pareja… y el día que decides deshacerte de ellos… ¡VOILÁ! Aparece, así de la nada, alguno de los pares perdidos…¡Qué frustración!

No importa lo que hagamos…no hay manera de desafiarlo y ganar. La pregunta será eterna. Generaciones irán y vendrán pero todas se preguntarán…¿a dónde…a dónde se van los calcetines?

Por cierto…¿ya checaste cuántos calcetines te faltan esta vez? A mi, sólo uno…¡Yupi!